Morroco Birdwatching Trip – Rif Mountains 9 y 10 de marzo
Un musulmán, un cristiano y un ateo de fin de semana recorriendo en 4×4 la costa Mediterránea de Marruecos. Avistamiento de aves migratorias con Rachid El Khamlichi.
Descubre playas desérticas, afilados acantilados, pueblos perdidos, rápidos, cascadas, cañones, cultivos locales, gente auténtica y una fauna salvaje difícil de encontrar en Europa.
Sábado 11 de marzo 2013
Madrugón y me reúno con Gonzalo Bermejo, gran amigo y compañero de aventuras; el recién decorado Defender está mosca y sediento de aventuras, tendrá que esperar ya que solamente va a cruzar el Estrecho para engrasar y cambiar sus robustos pero envejecidos rodamientos, esta ruta la hacemos en el Mitsubishi que ya está en Marruecos.
Una fina lluvia endulza los 318,90 pies de eslora del ferry que diariamente fusiona dos mundos. Después de 35 minutos de navegación, Ceuta nos recibe entre niebla; mientras en bodegas, los motores de los carros comienzan a rugir mientras bajan la trampilla de acceso al buque. Se masca la aventura.
Una vez más olvidé confirmar a Rachid que definitivamente cruzaríamos ese día, al otro lado su voz sonaba algo malhumorada, “Javier no te esperaba, me tomo un café y voy para Ceuta”. Pasada una hora nos reunimos en la gasolinera que está junto a la frontera, Rachid sonríe e intercambiamos abrazos… “¿Qué hacemos? ¿Qué hacemos? ¿Alguna actividad?” No dice nada… “que coño, lo que sea me vale este tipo nunca falla” pienso, callo y partimos.
Antes de atravesar la frontera compre unas bebidas y un par de botellas de Juan el Caminante. Una vez finalizados los lentos tramites fronterizos el jefe de gendarmes me estampa el último sello “Anything to declare?” me pregunta con sonrisa picara, le respondo “sólo unas bebidas”, mientras Gonzalo me mira y sonríe desde el Defender.
Esto está cada día más limpio, pienso mientras la Mitsubishi surca, tras el Defender, los charcos de Smir. Marruecos cambia rápido, tanto que se aprecia de un día a otro, quiero creer que evolucionarán a un ritmo que les permita mantener su estilo y evitando cometer antiguos errores nuestros, Marruecos no es Marbella. El Defender se para en la cuneta y al adelantarle veo a un policía charlar amistosamente con Rachid; mi pulso se decelera, pienso”este hombre tiene amigos hasta en el infierno…”
Comimos, junto a la nueva pasarela de Rincón, pez espada y ensalada. Cabo Negro, paraíso de buceadores, se veía desde la ventana del restaurante que tiene un toque fino con el regusto marroquí, la comida es fresca y natural y a un precio razonable. Las obras de otro restaurante cercano están por terminar; el tejado de chamizo, la estructura de madera y la pasarela que cruza hasta la orilla me recuerdan a Cancún, esperemos que al menos la comida que sirvan sea marroquí…
Dejamos el Defender en Tetuán, ciudad un poco maltratada por el turismo sin una razón lógica ya que le da mil vueltas a muchas otras que rebosan de pieles rojas, pantalones cortos y chancletas, y nos adentramos en una carretera que discurre entre las montañas del Rif y el Mediterráneo. Se suceden multitud de pueblos de pescadores, vertiginosos acantilados y desembocaduras de ríos que tintan el mar con lodo proveniente de las montañas.
Mientras Rachid conduce, un fuerte dolor de cabeza me impide concentrarme en el paisaje y me dejo dormir entre curvas y terrazas de cultivos que recuerdan a Asia.
“Javier despierta y mira” descubro ante mí una bahía que bien podría ser Cadaqués, solo que está en África y en lugar de Pirineos de fondo tenemos escarpadas montañas del Rif.
Los rífenos tienen fama de fuertes guerreros y es cierto que son grandes y fuertes, muy grandes y muy fuertes, sus ojos irradian nobleza y sus manos se han forjado cultivando precipicios o jalando amarras; sus hijos son educados en el honor y el respeto, los chavales no distinguen nacionalidades o razas y besan la mano a los mayores; ojala siga siendo así para ello nosotros, los culpables, deberíamos sustituir los caramelos por el cariño u otras donaciones intangibles como una sonrisa, un pensamiento, una enseñanza o simplemente un acto de respeto.
La noche transcurrió en el Hotel de Foad, oriundo de Tetuán, que regenta un hotel en este lugar; después de una suculenta cena a base de besugo, dorada y rascacio sobre guarnición de patatas horneadas con tomate en salsa, nos despachamos acompañadas de los clásicos frutos secos de la tierra en el despacho del hospitalario Foad, nos acompañaron dos amigos de Foad y Foad. El árabe se fundió con ingles, francés y español en un intento de acercar a las personas, hablamos de futbol, del presente, futuro, pasado y así se nos fue la noche.
Domingo 11 de marzo 2013
Gracias por despertarme Gonzalo “El mañanero”, la noche había sido algo más corta para nosotros dos por lo que nos fuimos a pasear por la villa antes de despertar a Rachid, vimos abrir los tenderetes, vendían utensilios de pesca y labranza, los cafés se llenaron de currantes en chilaba. … como un domingo cualquiera. Mientras, Foad preparó un revuelto de huevos, zumo de naranja y pan recién horneado, el caso es que no nos pudimos resistir y terminamos mojando pan en el plato de Rachid… en Marruecos los desayunos son aún mejores que las cenas…
Foad y Rachid nos hablaron de una bahía donde, antes de construirse el pequeño puerto, solían refugiarse los barcos cuando azotaba temporal. Fue nuestra primera excursión del día y Foad nos acompañó como guía, por lo visto el buceo es increíble en la zona y varias compañías extranjeras han tratado de instalarse aquí sin éxito debido a que es una zona muy sensible y extremadamente vigilada. Algún día iremos a ver si nos dejan sumergirnos y catarlo.
Después de la visita a la bahía escondida nos despedimos de Foad y comenzamos nuestra vuelta por la carretera sinuosa, esta vez si que disfruté del soleado día primaveral amenizado con intermitentes chubascos. Vimos multitud de aves, cormoranes, halcón peregrino, ratonero moro, águila perdiguera y otras que Rachid y Gonzalo conocen mucho mejor que yo. Lo cierto es que me está empezando a llamar la atención el peculiar mundillo de estos locos que llaman “pajareros” y no puedo más que admitir que tiene su encanto. Estas son algunas de las fotos que hizo Rachid durante el viaje:
Llego el momento del “as” de Rachid y resultó que se llevó la mano una vez más, con un giro de volante y al grito de “dejadme enseñaros un secreto”, nos puso justo delante de un magnifico cañón por donde fluía un serpenteante río, evidentemente me guardo el secreto pero pongo una foto del entorno:
Horas después dejamos a Rachid y al Defender en Tetuán y volvimos a nuestro mundo.
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